Mis lecturas de abril: novelas que combaten la falta de concentración
Actualizado: 20 oct 2020
Esta vez mi resumen de lecturas viene más ligero, porque ya os comenté que he estado releyendo a Lisa Kleypas y, como ya lo he contado aquí hace un par de semanas, no voy a incluir sus libros en el artículo de hoy. Aun así, he tenido un mes de lectura bastante desigual, pese a disponer de más tiempo. He empezado bastantes novelas que he dejado a los pocos capítulos y el problema (lo sé) no era de esas historias, sino que yo no estaba demasiado centrada. He preferido dejarlas aparte y volver a ellas en otra ocasión, cuando mi cabeza esté más receptiva.
Sin embargo, pese a mi escasez de concentración, algunos títulos han conseguido atraparme hasta el final y disfrutar de las historias que contaban. Son muy distintas entre sí y cada una me ha aportado cosas distintas. Os dejo por aquí una selección de las lecturas que más me han llamado la atención:
Leo quiere a Aries, de Anyta Sunday
Me encanta sumergirme en los mundos adorables de Anyta Sunday, con esos personajes que son puro amor, sus chispeantes diálogos y la frescura de sus historias. Leo quiere a Aries mantiene algunas señas de identidad de la autora que, personalmente, me gustan mucho: la ternura con la que retrata a los personajes, el romance cocinado a fuego lento y la contraposición de caracteres en apariencia opuestos, pero que, al unirse, se complementan a la perfección.
Este es el caso de Theo y Jamie. El divertido, perezoso, algo egocéntrico y encantador Leo encuentra la horma de su zapato en ese Aries responsable, organizado y prudente, que sabe seguirle el ritmo y también servirle de apoyo cuando se tambalea. Ambos comparten una conexión muy especial que se refleja en cada escena que tienen juntos.
El romance de Theo y Jamie avanza a ritmo tranquilo (aunque imparable) y es encantador seguir el proceso del despistado Theo, que parece no darse cuenta de lo que está sucediendo. Los secundarios son tan maravillosos y excéntricos como los protagonistas y todos ellos crean un marco encantador.
Una lectura tierna, agradable y muy divertida que deja un poso de alegría y felicidad. Ideal para esta época tan complicada que nos está tocando pasar, permitiéndonos escapar de la fealdad que nos rodea y creer que el mundo es un lugar mejor.
La chica del pelo azul, de Laura Sanz
Enganchadísima me ha tenido Laura Sanz con esta historia de viajes en el tiempo, en la que una filóloga del siglo XXI debe adaptarse a la vida en la Edad Media. La autora plasma muy bien la época, lo que demuestra una sólida documentación no solo en hechos históricos, sino también en la mentalidad de entonces y en la vida cotidiana. Es divertido ver el contraste entre la vida actual y la medieval y cómo Alex logra adaptarse a su nuevo entorno, aunque es más divertido aún comprobar el pasmo del resto de los personajes ante las extravagancias de esa recién llegada que se viste con pantalones, come frutas y verduras, nada como un pez, lee, escribe y habla (mal) varios idiomas y trata a los hombres como iguales. Junto a ella tenemos a Robert, un guerrero medieval bastante tolerante para la época y que me ha enamorado por completo. Paciente, generoso, honorable y leal, Robert es, ante todo, un buen hombre que carga con grandes responsabilidades y que siempre está dispuesto a cumplir con su deber. Es, sin duda, mi personaje favorito de la novela y me encanta la forma en la que se enamora tan locamente de Alex y está dispuesto a todo por ella. Me gusta mucho cómo escribe Laura Sanz, su narrativa cuidada que te sumerge en la época y también en el interior de los personajes, con un buen ritmo que da espacio a todo: la aventura, el amor, la magia, las reflexiones personales y las descripciones de entornos y costumbres. Todo ello da forma a una historia bien contada, equilibrada y que mantiene el interés en todo momento. Si además tenemos en cuenta que esta fue la primera novela de la autora, me parece un magnífico indicador de su potencial como escritora (que puedo afirmar que se cumplió con creces porque en otoño me leí Le llamaban Bronco, cuya reseña os dejé aquí).
La voluntad del rey, de Eleanor Rigby
Esta novela me vino recomendada por mi compañera y amiga Natalia Sánchez Diana, que, al igual que yo, siente un profundo rechazo por esos libros que romantizan las relaciones tóxicas. Suelo confiar en su criterio, así que me sumergí en la historia con la mejor intención. Tras los primeros capítulos, estuve a punto de dejar la lectura, porque encontré todas esas actitudes que no puedo soportar y que, por desgracia, son tan habituales dentro del género.
Sin embargo, me quedé. Y lo hice por varias razones. La primera, porque Natalia me insistió en que continuara y, la segunda, porque Kathleen, la complicada protagonista de esta historia, me tenía por completo fascinada. Me alegra muchísimo haberme quedado, porque pude descubrir así cuál era el verdadero propósito de la autora y de esta historia.
En esta novela nada es lo que parece. Nada. Todo lo que ves en los primeros capítulos, todos esos clichés que Eleanor trabaja de una forma única, dándoles un volumen que no encuentras en otras novelas, saltan por los aires de una forma tan coherente y tan bien hilada que me dejó boquiabierta la maestría con la que la autora ha trabajado uno de los giros narrativos más interesantes que he encontrado en los últimos tiempos. Lo mejor de todo es que este giro no se produce de golpe, sino de forma paulatina, desvelando capa a capa a los personajes, sus secretos y sus motivaciones, al mismo ritmo que se desvela la verdadera intención de la novela.
Un libro inteligente y muy emotivo, que va mucho más allá de lo que aparenta en un principio, que no se conforma con el camino fácil, ni sigue las modas y que, al mismo tiempo, tiene una gran historia de amor. Sin embargo, en esta ocasión, por encima del romance (que es fantástico), me quedo con la evolución personal, porque me parece lo más novedoso de esta historia, y me quedo con el complejo personaje de Kathleen, maravilloso desde el principio hasta el final. Me ha encantado adentrarme bajo todas sus capas y ser testigo de su complicado viaje.
Como siempre, la autora brilla en los diálogos y he encontrado como plus la reflexión que plantea dentro de la historia sobre su propio género literario. Y además me ha dejado deseando saber algo más de algún secundario, como Maddox (es lo que pasa cuando me dices que un personaje se parece a Kurt Cobain, que automáticamente me enamoro de él).
Nieve en otoño, de Irène Nemirovsky
Pocas veces traigo por aquí mis lecturas no románticas (porque no solo leo este género, por supuesto), pero de vez en cuando me gusta comentaros alguna lectura ajena al género que me ha impresionado, como es el caso de este libro. Me encanta Irène Nemirovsky. Por si no la conocéis, fue una autora ucraniana afincada en Francia desde la adolescencia, que alcanzó bastante fama en su época y que, tras su muerte en un campo de concentración nazi, cayó en el olvido durante mucho tiempo. Por suerte, su trabajo ha sido recuperado con posterioridad. Para mí, son impresecindibles su obra póstuma e inacabada Suite francesa y su novela corta El baile. Os recomiendo ambas.
Rebuscando en mi biblioteca estos días de bloqueo lector, encontré Nieve en otoño (que tiene un título precioso), una novela corta que compré hace tiempo y que se había quedado en la pila de lecturas pendientes. Se trata de un relato nostálgico que habla sobre el exilio a través del personaje de una anciana sirvienta que ha seguido a sus señores hasta París. Huyendo de la revolución bolchevique, los Karim han dejado su mansión cerca de Moscú y se han instalado en un modesto apartamento parisino, donde tratan de seguir adelante.
La escritura de Nemirovsky es bellísima, elegante, delicada, melancólica. Lo imaginario y lo real se entrelazan y bastan unas pocas frases para hablar del esplendor perdido, el paso del tiempo, la nostalgia por la tierra, el horror de la guerra... Todo contenido en algo más de noventa páginas en el que se da vida a un mundo que ha dejado de existir y uno nuevo que está surgiendo.
Hay mucha tristeza en las páginas de Nemirovsky, una tristeza que se palpa en las situaciones que narra, pero también en las breves descripciones. Con tan solo unas pinceladas, es capaz de ambientar los paisajes nevados, los brillantes salones del pasado o la miseria del presente. Bellísima, conmovedora y llena de significados.
Como véis los libros que os he traído este mes son muy diferentes entre sí. Si habéis leido alguno (u os animáis a hacerlo), me encantaría conocer vuestras valoraciones. ¡Hasta la próxima!
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