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Foto del escritorMarian Viladrich

De monstruos y chicos rotos: dos novelas de Natalia Sánchez Diana



«Lo que callas se convierte en un peso en el alma, en una cadena alrededor del corazón». El último corazón roto. Natalia Sánchez Diana.

Hoy traigo una doble recomendación: dos novelas de una escritora por la que siento un gran cariño personal y una gran admiración profesional. Claro que lo uno es independiente de lo otro y espero que los que seguís este blog sepáis que no recomiendo libros que no me hayan gustado y que mis opiniones no vienen sesgadas por la amistad que me una a un autor o autora. Es lo difícil de reseñar a una amiga, que no sabes cómo se percibirá desde el otro lado de la pantalla. Pero es algo que no puedo controlar, así que solo puedo hablaros de mis sensaciones con la lectura y ya decidiréis vosotros si confiáis o no en mi criterio.


Los dos libros que reseño hoy son, en apariencia, diferentes: el primero es una historia de fantasía urbana y, el otro, una novela romántica contemporánea. Sin embargo, tienen varios puntos en común. Por supuesto, el estilo delicado y sensible, tan característico de la autora, y la fuerza visual que proyecta en su narración, que permite ver las escenas en la cabeza con toda claridad, como si estuviéramos mirando una película.


Además, ambos son continuaciones de otros libros, así que no se pueden leer de manera independiente. Pero que eso no os eche atrás; son más páginas de las que disfrutar de unos personajes que roban el corazón (y ese es el tercer punto en común de estas novelas) y de los que uno no quiere despedirse nunca.


Por último, las dos novelas comparten una fascinación por Oriente y nos llevan a Japón y a Corea, respectivamente. La autora, buena conocedora de ambas culturas, nos sumerge en ellas, en sus leyendas, sus paisajes, sus costumbres, sus modos de vida… pero esa fascinación no cierra los ojos ante las partes más oscuras de la sociedad en que se desarrollan.



Heredera de oscuridad y cenizas

(La heredera kitsune 2)

Tuve la inmensa suerte de ser lectora cero de esta novela y he vuelto a leerla ahora que está publicada. Me gustó muchísimo la primera vez que la leí y mi opinión no ha cambiado al releerla. De hecho, he estado tan atrapada en la historia como la primera vez, lo que siempre es buen síntoma. Hay historias que no resisten una relectura, ya sea porque pierden el brillo del primer acercamiento o porque, al conocer los acontecimientos, el argumento resulte menos interesante. No es el caso. Es más, la relectura me ha servido para encontrar nuevos matices al texto y a los personajes.


Reseñar segundas partes no es fácil. No solo hay que evitar desvelar demasiado de la novela en cuestión, sino tampoco de la anterior (por cierto, ya hablé de La heredera kitsune en este artículo, por si alguien desea leerlo). De todas formas, ya sabéis que en mis reseñas procuro no hablar demasiado de los argumentos para no estropear la lectura a nadie.


Volvemos a encontrarnos con Lena, la ladrona de secretos, tres años después de los acontecimientos de la primera novela. Vive en un lugar perdido de Escocia junto a la peculiar familia que el destino le ha regalado, todos ellos ocultos y tranquilos. El don de Lena duerme y ella, por fin, ha alcanzado algo de paz. Sin embargo, los acontecimientos la obligarán a salir de su escondite y regresar al mundo real, donde ni ella ni los que ama están a salvo.


«La verdad incuestionable era que a los monstruos (humanos o no) solo los entendían otros monstruos». Heredera de oscuridad y cenizas. Natalia Sánchez Diana.

Más oscura, más adictiva y más trepidante. Esa es mi valoración con respecto a la novela anterior. También más desgarradora, mágica y asombrosa. Vemos a Lena sufrir una pérdida tras otra, resquebrajarse, hundirse en la más profunda oscuridad y explorar su lado más tenebroso. El don la devora, porque no tiene nada más a lo que aferrarse, porque se ve obligada a sobrevivir, a vengar, a odiar. A destruirse por completo para renacer convertida en una mujer nueva sin sueños, sin emociones, sin ataduras a un mundo real que cada vez le es más ajeno, porque el don la empuja a un universo legendario, mágico y cruel. Un universo despiadado que no da tregua y en el que habitan criaturas asombrosas y auténticos depredadores.


Y, sin embargo, no está sola. La rodean amigos, amantes, enemigos… Ahí está Dallas, que tiene que batallar sus propias guerras y redimirse por sus equivocaciones; y el siempre irresistible Killian (sí, dejadme que lo ponga en negrita, porque es mi gran debilidad; a ver, ¿cómo no enamorarse de este mercenario irlandés redimido, capaz de mostrar una lealtad sin límites, de amar con todo su corazón y de arriesgarse sin pensar nunca en sí mismo? Cada escena suya es un regalo). E irrumpe con fuerza el villano de la historia (uno de los villanos, debería decir) para robar planos y capítulos con su arrolladora oscuridad, su maldad y su culpa hasta protagonizar algunas de las escenas más épicas de la historia.


Los capítulos finales son el broche de oro para una historia que nunca se detiene. Una eclosión de todos los mundos que viven en esta novela y que sirve para atar todos los cabos, incluso aquellos que no sabíamos que habían quedado abiertos.



El último corazón roto

(Indomite 3)

Con la serie Indomite, Natalia nos lleva a Corea de la mano de un grupo de chicos que se mueven en el mundo de la música kpop y de la moda. Se trata de una historia coral, aunque cada libro tiene como hilo central una de las parejas principales. El romance es una parte más de estas novelas, que también hablan de amistad, de sueños, de trabajo, de familia, de pérdida y de las diferencias entre generaciones y entre culturas, además de otros muchos temas.


Creo que este es el libro de la serie que he esperado con más ganas. Desde el primer momento, Song se convirtió en mi personaje favorito y esperaba con ganas su novela, en especial desde que supe qué personaje iba a robar el corazón de la heredera de los Park. Porque el chico también me lo robó a mí en cuanto apareció en escena.


La novela se abre con un bellísimo capítulo que pude ver en mi cabeza como una escena de anime (flores de cerezo incluidos) y que marca la pauta del desarrollo de la historia de Song, llena de belleza, romanticismo, lucha y melancolía. La historia de Song es la historia de muchas batallas: la del deber frente a los sueños, la del miedo por volver a amar y la emoción de enamorarse del chico correcto, la de encontrar su propia voz frente a los que desean apagarla. Es la batalla de una mujer que intentó tomar las riendas de su vida y perdió. Que quiso rendirse, pero, en algún momento de las anteriores novelas, empezó a crecer una nueva Song, valiente, capaz de romper las normas y de soltarse de las ataduras del machismo. Y esa Song es la que encontramos en este libro. Cuando parece que se ha rendido, resurge con una fuerza inusitada.


«Porque yo soy dueña de mí misma, de mis labios, de mis pensamientos y de mi cuerpo». El último corazón roto. Natalia Sánchez Diana.

Junto a ella, tenemos a Chris, el chico con aspecto duro que en realidad es la ternura y la lealtad personificadas (y no solo en el amor) y el resto de personajes, cuyas tramas se van resolviendo pococ a poco. Elliot, el chico francés más encantador del mundo, da un paso al frente para reclamar un poco de protagonistmo, Macarena y Taecyeon tratan de avanzar en su relación mientras enfrentan nuevos retos y otros muchos y queridos personajes nos abren su corazón y sus vidas. Además, damos la bienvenida a un nuevo personaje, un rapero que ha captado todo mi cariño casi desde la primera escena, e incluso me he reconciliado con un personaje al que no tenía en demasiada estima.


Sin embargo, como dije al principio del artículo, la novela no cierra los ojos ante los claroscuros de la sociedad coreana y pone de manifiesto algunos de sus puntos más cuestionables, como la situación de las mujeres o de las personas LGTB en una sociedad machista y llena de prejuicios y censura. También el marcado sistema de clases o el hambre de una industria discográfica, que devora a jóvenes artistas y escupe sus huesos sin ninguna consideración, o las insalvables diferencias intergeneracionales en una sociedad aún anclada a valores del pasado difíciles de enfrentar.


En definitiva, dos estupendas lecturas que he disfrutado muchísimo y que recomiendo a todos los que les gusten estos géneros. ¿Os llama la atención alguna de estas novelas?


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