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  • Foto del escritorMarian Viladrich

Mis lecturas de septiembre: de romances deportivos, matrimonios pactados e intrigas políticas



Este mes voy con retraso con el resumen de lecturas, pero ya os advertí a la vuelta de vacaciones que iba a espaciar los artículos del blog y, de todas formas, he tenido un septiembre lector algo irregular. He seleccionado tres títulos de las novelas que leí en septiembre para hablar de ellas en el blog. La última propuesta me ha generado muchas dudas, pero al final me he decidido a escribir una reseña sobre mis impresiones.


Los mandamientos de Laura, de Erika Fiorucci


Ágil, entretenida y muy bien documentada en cuanto al tema del béisbol. Erika Fiorucci lo cuenta de manera tan apasionante que me han dado ganas de empezar a ver partidos y hacerme seguidora de este deporte del que hasta ahora sabía bien poco.


Los personajes me resultaron muy realistas. Laura es alegre y vital, poco dada a los dramas y evita cualquier tipo de enfrentamiento, pero también está llena de miedos e inseguridades, reflejados en esas reglas que, por supuesto, deberá saltarse para liberarse.


Por su parte, Dallas, es un encanto: un buen hombre, honesto, sencillo y dulce que ha visto tambalearse su carrera al inicio de la temporada y, de manera inesperada, logra una segunda oportunidad.


La historia es divertida, con diálogos chispeantes y también incluye reflexiones sobre el papel de la mujer en el mundo actual, especialmente en el ámbito deportivo. La autora retrata de manera creíble el ambiente del mundillo deportivo, explorando sus luces y sus sombras.


Me he quedado con ganas de conocer la historia del algún secundario, aunque no sé si la autora ha previsto contarlas. Si las publica, las leeré seguro.


Falsas ilusiones, de Teresa Cameselle


Una breve novela de romance histórico que narra una historia sencilla, tierna y muy bonita. El argumento se ocupa de un matrimonio de conveniencia, que ya sabéis que es una de mis debilidades literarias. Diana y Fernando son dos jóvenes de clase media alta, ella hija de un militar y él de un hombre de negocios. La acción nos lleva a una pequeña ciudad de provincias, donde los dos jóvenes acceden a un matrimonio de conveniencia por razones distintas: ella, porque sabe que, a causa de ciertos rumores, no le será fácil encontrar marido; y él porque quiere cumplir con su deber de casarse antes de que su madre enferma fallezca.


La historia es breve y se centra en la pareja: cómo se conocen, van descubriéndose uno al otro y se adaptan al matrimonio. Me gusta que los protagonistas están dibujados sin edulcoramientos, con todas sus imperfecciones, lo que les hace muy creíbles; también el tira y afloja de su relación, que no arranca de la mejor manera y que hace más estrecha a medida que se van conociendo. La historia es tierna, con momentos divertidos y otros conmovedores.


Pero, sin duda, lo mejor de todo es como, en tan solo unas pocas páginas, Teresa Cameselle nos presenta un claro retrato de la situación de la mujer en la época. La ambientación me ha parecido impecable y la forma de escribir limpia y precisa. Tengo un par de libros suyos esperando en el ereader y pretendo leerlos pronto.



Lo que escondían sus ojos, de Nieves Herrero


Es la primera vez que leo a Nieves Herrero y, la verdad, es que me resulta difícil llegar a una conclusión sobre esta novela. Por un lado, como ficción me ha mantenido enganchada y creo que detrás hay un gran trabajo de documentación. Por otra parte, sin ser una experta en la época, considero que blanquea en cierta medida figuras del régimen franquista, así que me ha dejado perpleja a la hora de valorarla, porque realmente como ficción me ha resultado interesante. Es el peligro de trabajar con personajes históricos y convertirlos en personajes literarios.


Se trata de una novela histórica que gira en torno a dos grandes temas: por un lado, el escandaloso romance adúltero entre la condesa de Llanzol y Ramón Serrano Suñer, cuñado de Franco y ministro de Asuntos Exteriores durante los primeros años de la dictadura; y, por otra parte, se ocupa de la posición de España ante la Segunda Guerra Mundial.


Veo muy difícil construir una narración que tiene como protagonista a uno de los más destacados exponentes del régimen franquista, que sentó las bases legales de la dictadura y que fue un reconocido admirador de la ideología nazi. Sobre todo cuando la otra protagonista es una mujer orgullosa, fría, manipuladora y egoísta, destacado miembro de la aristocracia e icono social de la época (era íntima amiga del modisto Cristóbal Balenciaga y estaba considerada una de las mujeres más elegantes del país).


Reconozco que la autora tenía una ardua tarea por delante con unos protagonistas de este calibre, por lo que resulta valioso que haya conseguido ofrecer un relato que atrapa al lector. Es complicado construir con honestidad unos protagonistas tan difíciles y, además, no caer en el blanqueamiento de sus figuras. Cuando un autor trabaja los personajes de una novela, le resulta imposible mantener las distancias con ellos, porque debe ahondar en sus motivaciones y propósitos; debe entenderlos para poder mostrarlos. A pesar de que la autora no oculta la ideología de su protagonista, tuve la sensación de que en la novela (sobre todo en la parte final) se blanqueaba la figura de Serrano Suñer, así que mi vena periodística me llevó a investigar la historia de este hombre al terminar el libro. Por lo que he podido averiguar, Herrero se ha ajustado bastante a los hechos; aún así, ha limpiado al personaje, lo ha despojado de oscuridad y, sin llegar a ocultarla, ha minimizado su actuación y su responsabilidad frente a los acontecimientos de aquella terrible época.


Y, aún así, perdonad la contradicción, pero me ha gustado mucho la parte histórica de la novela: las tensas relaciones internacionales, las luchas internas de poder, los tejemanejes políticos... También me ha parecido impecable la ambientación, que nos sumerge de lleno en los exclusivos círculos de poder y riqueza a los que solo tenían acceso unos pocos; así como la construcción del personaje de la marquesa, con la que tiene menos piedad que con su amante y a la que dibuja con todas sus sombras. Tal vez, lo que me ha resultado algo más flojo es precisamente la historia de amor. Puede ser porque estoy muy acostumbrada a leer sobre romances por parte de escritoras actuales que manejan con gran soltura lo sentimental y creo que las partes románticas de esta novela rozan lo artificioso dando un resultado bastante arcaico.


En definitiva, una novela muy interesante para conocer los primeros años de posguerra y sumergirse en los ambientes de las altas esferas, aunque también encontramos pinceladas de otras clases sociales a través de personajes secundarios. No faltan intrigas políticas, espionaje, luchas por el poder y un país que se cae a pedazos mientras unos pocos disfrutan de sus privilegios y deciden el rumbo a tomar. Y, como hilo conductor, un idilio apasionado (en el que personalmente he visto más deseo que amor) que, sin pretenderlo, afectó a los acontecimientos históricos y que sirvió para poner en primer plano la hipocresía y la doble moral que imperaban en la época.


Ya os aviso que ahora estoy leyendo una novela centrada en la hija que tuvieron Serrano Suñer y la marquesa de Llanzol (tranquilos, que no es spoiler, que se sabe desde las primeras páginas). Ignorante sobre sus orígenes, Carmen Díaz de Rivera estuvo a punto de casarse con su hermano y tiempo después se convirtió en una de las impulsoras de la Transición democrática, con ideas por completo opuestas a las de sus padres. Ya os contaré.


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