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  • Foto del escritorMarian Viladrich

Porque el amor no tiene edad: protagonistas mayores de 40 en la novela romántica



Para las protagonistas femeninas, los cuarenta han sido una barrera casi infranqueable dentro del cine y la literatura hasta hace bien poco. Al contrario que los protagonistas masculinos, eran escasas las heroínas a partir de esa edad que encontrábamos en libros y películas. La juventud manda en esta sociedad nuestra y los libros y el cine, sea cual sea el género que traten, están llenos de protagonistas femeninas de veinte y treinta años. Más allá de los cuarenta, y salvo contadas excepciones, la mujer resulta invisible o queda relegada a papeles secundarios.


Por suerte, poco a poco esa tendencia empieza a cambiar y, aunque sigue sin ser lo habitual, cada vez encontramos más protagonistas que dejan atrás la treintena. En lo audiovisual, ahí tenemos a la maravillosa Kate Winslet dando vida a una detective de mediana edad en Mare of Easttown (2021) o a las protagonistas de Big Little Lies (2017), por poner algún ejemplo.


La novela romántica ha mostrado siempre una marcada inclinación hacia las protagonistas jóvenes y, aunque el género ya ha roto muchos de sus propios estereotipos abriendo la puerta a personajes y temas cada vez más variados, la edad de las heroínas sigue anclada en los veinte y los treinta años. Si me apuráis, muy pocas protagonistas pasarían de los treinta y cinco. Alguna hay, desde luego, pero son una rareza.


Esto responde, por supuesto, al excesivo valor que da nuestra sociedad a la juventud, etapa maravillosa pero más efímera de lo que creemos cuando la vivimos y que tendemos a edulcorar con nostalgia cuando miramos hacia atrás. En el subconsciente social parece habitar la idea de que el amor solo se vive con plenitud en esos años y, por lo tanto, las historias que contamos (me incluyo, porque también lo he hecho) se centran en esa etapa.


¡Qué idea tan equivocada! Los cuarenta, los cincuenta, los sesenta... ¿Es que acaso con la edad se pierde la capacidad de amar? Por supuesto que no. Llegadas esas edades las mujeres se enamoran, desean, se ilusionan y les duelen los desengaños igual que a los veinte y a los treinta. Sí, la experiencia es un grado, permite ser más selectiva y también se han aprendido una o dos cosas sobre las relaciones de pareja (y sobre una misma) que resultan bastante útiles. Pero eso no supone obstáculo para enamorarse con tanta pasión, fuerza, ternura y esperanza como en edades más jóvenes. ¿No resultaría interesante que la novela romántica explorara también lo que supone el amor en esas edades olvidadas por el género? ¿No podemos encontrar historias maravillosas sobre mujeres que se encuentran en otra etapa de la vida, que ya han superado esa primera juventud y se enfrentan a otras problemáticas y a otras situaciones?


Con ese planteamiento, nos hemos reunido las catorce autoras que hemos participado en la antología benéfica de la que os hablé la semana pasada. 40 vueltas al sol tiene como tema central el amor a los cuarenta años. Cuando Olivia Ness, coordinadora e impulsora del proyecto, me propuso el tema me embarqué de inmediato en la aventura, porque me encantó la idea. De hecho, hace tiempo que tengo entre manos un proyecto propio con una protagonista de esa edad (tranquilos, no estoy anunciando nada, que para que lo termine aún falta bastante), así que suponía trabajar un tema que ya hace tiempo que me obsesiona.


Dentro de la novela romántica, somos muchísimas las lectoras y las escritoras que hemos superado la barrera de los cuarenta años. Y, sin embargo, nos mantenemos invisibles dentro de un género en el que (disculpadme, compañeras más jóvenes y lectores y escritores masculinos) somos un sector amplio e importante. No estamos entre las páginas que devoramos. Tal vez sea hora de derrumbar otro estereotipo más de la novela romántica y que personajes de todas las edades nos cuenten sus historias para descubrir que pueden ser igual de interesantes que las de otros más jóvenes. Que pueden emocionarnos, conectar con nosotras y hacernos comprender un poco mejor que la vida y el amor no acaban tras cruzar los primeros umbrales. Que tenemos aún mucho por vivir, experimentar, sentir, aprender, enseñar, tomar y ofrecer.


De momento, aquí está nuestro granito de arena. Un puñado de relatos cortos que giran en torno a protagonistas en sus cuarenta, con distintos enfoques y estilos (y menos reivindicativos de lo que puede parecer por este artículo, que ya sé que me he dejado llevar un poco). En la Antología encontraréis diferentes tipos de historias: segundas oportunidades, nuevos amores, encaminar una relación que perdía el rumbo... Esperemos que disfrutéis de estas pequeñas píldoras que hemos escrito con tanto cariño y con un buen fin: colaborar en la lucha contra el cáncer donando los beneficios del libro a la Fundación Aladina, tal como os conté la semana pasada.


Desde hoy, 1 de abril, podéis encontrar el libro a la venta en Amazon, tanto la versión digital como el libro físico. Mi relato, Una dulce melodía, es también mi primera incursión en el género histórico (no es lo primero que escribo, pero sí lo primero que me atrevo a publicar), así que os invito a que descubráis una nueva faceta de mi escritura. Estoy animada a seguir ese camino.


¿Os apetece explorar algunas de las muchas dimensiones que ofrece el amor a los cuarenta? Os dejo aquí el enlace del libro por si queréis echar un vistazo. ¡Disfrutadlo!










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