5 películas sobre amores de verano
Actualizado: 20 oct 2020
Los amores de verano pueden ser intensos, bonitos y desgarradores. Tienen fecha de caducidad y, sin embargo, en unas pocas semanas pueden contener una vida completa. La ficción ha utilizado una y otra vez esos romances breves y apasionados que enseñan a los amantes lecciones inolvidables sobre el amor, pero también sobre la vida. Hoy me salgo de lo literario para dejaros una selección de películas sobre amores veraniegos inolvidables. Os aviso, son películas que se ven con un paquete de kleenex (bueno, también es que yo soy de lágrima fácil, tengo que reconocerlo).
Call me by your name (2017)
La semana pasada vi esta película y, en realidad, fue el origen de este post. Siento debilidad por las historias sobre veranos adolescentes, esos veranos de descubrimientos (del mundo, de uno mismo), que marcan irremediablemente a los personajes. El amor suele ser uno de esos aprendizajes cruciales, aunque no el único, y así lo recoge esta cinta. La historia nos lleva a un pueblo italiano en los años 80, donde un adolescente veranea con su familia. Su padre es profesor y, como todos los veranos, invita a un estudiante a pasar unas semanas con ellos para que trabaje en su tesis doctoral. Así, el joven Elio conoce a Oliver, un universitario estadounidense que está terminando su doctorado sobre cultura grecorromana y ambos viven una apasionada y tierna historia de amor que tiene una fecha final marcada desde el principio.
Y, sin embargo, no hay grandes dramas en esta conmovedora historia, que tiene todos los elementos de un amor de verano: risas, deseo, confidencias, baños, paseos en bicicleta y sexo. Un amor que empieza siendo algo ligero, una atracción entre dos personajes opuestos (el arrollador Elio, el contenido Oliver) y que con el paso de las semanas se va haciendo inmenso. Y ya se sabe que los amores de verano inmensos no pueden sino traer corazones rotos.
A destacar, el trabajazo de Thimotée Chalamet, que demuestra ser un actorazo y devora cada escena sin dejar ni las migajas. Representa de manera inmejorable ese final de la adolescencia, el último paso de un chico envuelto en un caos emocional, que empieza a adentrarse en el mundo adulto de la única forma en que sabemos crecer: con el dolor de la pérdida.
Mi chica (1991)
Del final de la adolescencia nos vamos al comienzo de esta etapa. En esta ocasión nos trasladamos al verano de 1972 para asistir al final de la infancia de Vada, una niña de once años hipocondríaca, huérfana de madre y obsesionada con la muerte. La amistad, el primer amor, la familia, el futuro, la muerte, la soledad... Vada se adentra en un mundo espinoso con la mirada curiosa de una niña que quiere saber más, que necesita comprender su entorno y encontrar su hueco. De nuevo el dolor la hará crecer, porque parece que no sabemos hacerlo de otra forma.
Una historia tierna y sentimental que me ha hecho llorar todas las veces que la he visto (y reír y reflexionar). Y aunque el amor no es el tema central de la historia, sino el proceso de maduración de la protagonista, también está presente en ese primer amor de Vada que trae, inevitablemente, su primer desamor. Y, además, cuenta con uno de los primeros besos más inocentes que podemos ver en pantalla.
Dirty Dancing (1987)
Un amor de verano que se convirtió en icónico fue el de Baby Houseman y Johny Castle. Una película por la que nadie apostaba y que va más allá de los clichés románticos de una pareja de diferente clase social, porque, en medio del romance y los números musicales, se atrevió a hablar de temas que aún hoy día levantan ampollas, como la reivindicación de la sexualidad femenina o el aborto, y que pasaron desapercibidos por tratarse de una película romántica destinada al público juvenil.
Dirty Dancing fue una película que marcó una época. Bajo la premisa de un romance de verano, habló de sexo y de libertad y de la hipocresía social. "Siento haberte mentido, pero tú también me mentiste. Me dijiste que todos éramos iguales y que todos merecíamos la misma oportunidad, pero hablabas de los que son como tú", le dice Baby a su padre en un momento de la cinta.
Todo ello con envuelto en una romántica y sensual historia de amor que aún hoy nos hace suspirar y una banda sonora y unos números de baile que forman ya parte de nuestra memoria colectiva.
Vacaciones en Roma (1953)
Una preciosa comedia romántica protagonizada por dos grandes del cine: Audrey Hepburn y Gregory Peck, que dan vida a dos personajes inolvidables. Una princesa de un pequeño país centroeuropeo se escapa de sus obligaciones para saborear la libertad durante unos días. Durante su escapada conoce a un periodista que finge no saber cuál es su identidad real para después vender la exclusiva. Por supuesto, la pareja acaba enamorándose a pesar de las mentiras y las diferencias.
Soy una verdadera fan de Audrey Hepburn y esta es una de mis películas favoritas de la actriz. La película tiene algunas escenas icónicas, como el "mordisco" de La Boca della Verité o el trepidante paseo en Vespa. Roma se convierte en el tercer protagonista de la película y dan ganas de reservar un vuelo de inmediato a la Ciudad Eterna.
El romance entre la princesa y el periodista es inocente y tierno, a pesar de sustentarse sobre mentiras y fingimientos, y tiene uno de los finales más emotivos de la historia del cine.
Antes del amanecer (1995)
Me encanta la trilogía de Jesse y Céline. Me parece una propuesta preciosa la de conocer la historia de amor de una pareja a través de tres días de verano, separados cada uno de ellos por una década. El primer día es el que recoge Antes del amanecer, cuando Jesse y Céline eran unos veinteañeros que se enamoraron locamente mientras recorrían las calles de Viena. Ambos jóvenes (ella francesa, él estadounidense) se conocen en el tren que conecta Budapest con Viena, donde él tiene que esperar unas horas a que salga su vuelo de regreso a casa. Estos dos jóvenes desconocidos deciden pasar juntos un día y así arranca esta preciosa historia de amor, una de las más románticas y bonitas.
Durante un día hablan, pasean y hablan y hablan y se enamoran y bailan y ríen y discuten... Es un amor joven y apasionado, un amor que llega de forma imprevista y que es bastante inocente, porque ambos aún son bastante inocentes. Dos jóvenes que aún no han entrado en el mundo adulto, aunque lo vislumbran cada vez más cerca. En tan solo unas horas estos dos desconocidos se convierten en íntimos y hay entre ellos una corriente de deseo y una enorme conexión emocional e intelectual. Es una de mis películas favoritas (no lo habíais notado, ¿verdad?) y llevo enamorada de Ethan Hawke desde que la ví por primera vez.
Pues hasta aquí mi selección de películas sobre amores de verano (bueno, la de Mi chica es un poco intrusa, pero me la aceptáis, ¿verdad?). ¿Las habéis visto? ¿Qué película añadiríais? Seguro que se os ocurren unas cuantas...
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