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Foto del escritorMarian Viladrich

Tres novelas románticas sobre amores de verano



Los amores de verano son intensos, cálidos y fugaces, recuerdos preciosos que atesorar para volver a ellos en los duros días de invierno. Un carpe diem en toda regla, sin compromisos ni reglas. Amores que saben a sol, a libertad, a pasión. Inolvidables a veces, pero también perecederos. Esa fugacidad de los amores de verano se escapa a las normas de la novela romántica, donde solo caben amores eternos (o, al menos, que den sensación de eternidad en su capítulo final). Un amor que acaba después de uno o dos meses resultaría decepcionante, pero el género ha sabido convertirlo en una buena base para el inicio de una relación más duradera.


Así que la recomendación lectora de este mes son tres novelas románticas con amores de verano que, por supuesto, se convertirán en una relación más trascendente.



Si te quedas en Morella, de Teresa Cameselle


Una preciosa historia de segundas oportunidades, que me ha conmovido especialmente. Esta novela romántica, ganadora del premio Letras del Mediterráneo 2020, alterna dos líneas temporales: el verano de 1989, en el que dos adolescentes vivieron un amor intenso, y su reencuentro una década después. Ambos han cambiado, pero ninguno ha olvidado aquel apasionado, tierno y doloroso idilio que compartieron cuando eran demasiado jóvenes para unos sentimientos tan grandes.


Es inevitable enamorarse de ambos protagonistas, tanto en su versión juvenil como en la adulta. La dulce y tímida Sara, reconvertida en una mujer segura de sí misma, y el encantador y despreocupado Javi, que vuelve a Morella siendo un hombre más noble y valiente, consciente de todos los errores que cometió. Ambos se te cuelan en el corazón poco a poco, desde ese reencuentro inicial que sacude el mundo de ambos y remueve antiguas y desoladoras emociones. Les acompañamos en un viaje al pasado para ser testigos de su enamoramiento a través de largos paseos, helados de fresa, música ochentera, caricias apresuradas y grandes errores y obstáculos que acabaron por separarlos de forma desgarradora.


La autora ha sabido recrear con acierto ambas épocas y, para los que las hemos vivido (en mi caso, el final de los ochenta me pilló siendo una niña, pero recuerdo muchas de las cosas que se mencionan en la novela), supone un nostálgico viaje al pasado a través de multitud de detalles que dan aún mayor verosimilitud a la historia.


Teresa Cameselle ha sabido recrear de manera creíble la historia de la pareja, así como el proceso individual que lleva cada uno. Desde la inocencia del primer amor hasta la solidez de un romance adulto de dos personas que aprenden a caminar juntas en la misma dirección. Me ha parecido una historia muy romántica, conmovedora, tierna y, a ratos, desgarradora, con un final a la altura y unos protagonistas redondos, imperfectos y reales.



El último rayo de luz, de Maira Varea


Un libro maravilloso, de esos que dejan resaca lectora y con unos protagonistas a los que es imposible no querer. Se trata de una historia de amor tierna y cálida, con un duro tema de trasfondo que está tratado con extrema delicadeza.


El verano de 1910 se inicia para Bet con un trágico acontecimiento que la lleva de vuelta a su Mallorca natal, donde se reencontrará con su pasado. Bet es una mujer moderna que escandaliza a la conservadora sociedad mallorquina con su forma de actuar, su personalidad arrolladora y su empeño por ejercer una profesión considerada "de hombres". En realidad, Bet oculta un dolor tan profundo, íntimo y aterrador que condiciona la mayoría de sus decisiones.


En la isla, se reencuentra con Marc, hijo de unos íntimos amigos de sus padres. El chico tímido y enfermizo de su pasado ha superado los límites de su condición física y se ha convertido en un hombre bueno y honesto, que apenas se atreve a soñar con el futuro que anhela con toda su alma. Ambos se embarcan en un proyecto común y sus sentimientos crecen entre paseos por la isla, dibujos, paisajes, excursiones en barca y largas horas de trabajo conjunto. Juntos parecen capaces de enfrentarse a todo, pero hay secretos y miedos que, cuando acaba el verano, amenazan con destruirlo todo.


La novela está magníficamente ambientada con excelentes descripciones que, en pocos y precisos trazos, dibujan paisajes, calles, edificios y hasta la luz de la isla. El marco perfecto para una cálida historia de amor, para que una mujer luchadora y adelantada a su tiempo lidie con los demonios de su pasado y un hombre bueno y honesto aprenda a confiar en sí mismo y salir de la burbuja en la que se había encerrado con sus inseguridades.


Marc y Bet son muy distintos y, sin embargo, encajan a la perfección. Unos protagonistas inolvidables que lo llenan todo de luz, incluso las partes más oscuras del mundo.



Una dulce herencia, de Elena Bargues


Seguimos en la década de 1910 (nos vamos a 1918), aunque ahora nos trasladamos a Santander, lugar típico de veraneo de la clase alta española de la época. En un mundo asolado por la Primera Guerra Mundial (cuyos efectos llegan también a una España neutral en forma de escasez y miseria) y por la epidemia de la gripe, los miembros de la aristocracia van llegando a la costa cántabra para pasar el verano entre paseos a la orilla del mar, partidos de tenis y bailes en el Casino. Aunque también habrá tiempo para hacer negocios, animar matrimonios ventajosos y establecer nuevas alianzas.


Como todos los años, la familia de Alba pasa las vaciones en Santander, aunque en esta ocasión cuentan con una novedad: la abuela de Alba, una indiana enriquecida en Cuba, regresa a la península para poner en orden a una familia llena de secretos y mentiras.


La novela tiene un poco de todo: una maravillosa recreación histórica, complicadas relaciones familiares, algo de suspense y una bonita historia de amor que late como música de fondo. Eduardo, un empresario viudo con un hijo, que sufre el rechazo social debido a un oscuro acontecimiento de su pasado, se va colando poco a poco en la vida y en el corazón de Alba. Por primera vez, la joven tiene que enfrentarse a unos sentimientos que la confunden y que no sabe descifrar.


Pero, sin duda, lo que más me ha gustado, además de la magnífica ambientación, es el proceso de crecimiento de Alba, una joven que no se conforma con el papel que le ha tocado por nacimiento y busca romper los límites que le impone la sociedad por el hecho de ser mujer.



Espero que os gusten mis propuestas de este mes. Me despido hasta septiembre, deseándoos un feliz verano, aunque estaré atenta a los comentarios por si me recomendáis alguna novela sobre el tema que hemos tratado en este post.


¡Hasta septiembre!

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