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  • Foto del escritorMarian Viladrich

Mis lecturas de marzo: novelas para sobrellevar la cuarentena

Actualizado: 21 sept 2021




Nos ha tocado un mes de marzo muy difícil y muy duro. No voy a hablar del coronavirus ni de la cuarentena, que ya bastante hablé la semana pasada. Por suerte, siempre nos queda el refugio de los libros. Están ahí, dispuestos a recibirnos en sus páginas cálidas y confortables para llevarnos a mundos lejanos y asomarnos a las vidas de otros. He leido a saltos en estas semanas: días que no podía parar de leer y otros que dejaba libros al segundo capítulo (y sé que la culpa no es de esos libros, sino de que mi cabeza no se centraba. Tendré que retomarlos más adelante).


He hecho balance de mis lecturas de marzo y, al final, he decidido dejaros una selección de los títulos que más me han gustado estas semanas extrañas. Son muy distintos entre sí, unos más ligeros y otros más duros, pero ya se sabe que en la variedad está el gusto...


Algo más que nuestras promesas, de Natalia Sánchez Diana


Preciosa y romántica historia que me ha hecho reír y también me ha emocionado. Narrada con la sensibilidad habitual de la autora, la trama aúna escenas cómicas, momentos tiernos, secretos dolorosos y una gran pasión. El personaje de Lionetta es maravilloso: cálida, fuerte, leal, testaruda, generosa y con carácter. Decidida a restaurar un viejo cine para cumplir una promesa, pone todo su empeño en lograrlo, pero un chef famoso, acostumbrado a conseguir todo lo que se propone, ha puesto la vista en su local y no dudará en utilizar todo tipo de artimañas para hacerse con él. Giovanni, con su ego inmenso y su carácter impulsivo, me ha hecho reír (y a veces enfadarme) con todas sus manipulaciones y su persecución infatigable de Lionetta y el cinema Zenith. Me ha encantado esa lucha interna entre lo que quiere conseguir y los inesperados sentimientos que se despiertan en él. Giovanni ha acabado desvelándose como un personaje más complejo de lo que aparentaba en un principio, se ha quitado todas las capas que lo envolvían y he acabado reconciliándome con él. La historia de Lionetta y Giovanni incluye otra subtrama del pasado, una historia de amor acaecida veinte años atrás, rodeada de misterio. Esta ha sido, sin duda alguna, mi parte favorita de la novela. Está relatada a base de pinceladas, pequeños fragmentos narrados con gran sensibilidad, que van dibujando poco a poco una historia tan hermosa como desgarradora y que acabará entrelazada con la de los protagonistas. No cuento nada más de esta preciosa historia para no hacer spoilers, pero resulta maravillosa ir descubriéndola poco a poco, recogiendo las pistas que la autora va dejando caer en el texto con cuentagotas hasta revelar el mosaico completo de un puzle que nos creará más de un nudo en la garganta. Además, Natalia ha realizado una maravillosa ambientación de la ciudad de Perugia, famosa por su chocolate, y la narración está salpicada de referencias al cine clásico. Al terminar la novela, yo solo tenía ganas de comer chocolate y ver películas antiguas. Y eso es todo lo que está bien en la vida.


Rojo, blanco y sangre azul, de Casey McQuiston


Maravillosa novela que me dejó con una importante resaca lectora, porque Alex y Henry son dos personajes que se te cuelan dentro y no te sueltan, llenándolo todo de humor, ternura y amor verdadero. A lo largo de la lectura, solo quería que ambos fueran felices para siempre porque hacía tiempo que no encontraba dos protagonistas tan adorables.


La relación entre ellos parece imposible debido a sus circunstancias: uno es el hijo de la presidenta de Estados Unidos y el otro es el nieto menor de la reina de Inglaterra. Además, no parecen llevarse demasiado bien. Sin embargo, empieza a forjarse entre ellos una amistad que poco a poco derivará en una tierna historia de amor. El clásico enemies to lovers trasladado a la política internacional.


Narrada desde el punto de vista de Alex (aunque utilizando la tercera persona), nos permite conocer a fondo a los protagonistas y su entorno. Henry y Alex tienen personalidades en apariencia opuestas. Alex es impulsivo, sarcástico, inteligente y divertido, mientras que Henry resulta contenido, tranquilo y sensato. Sin embargo, los dos encajan de una manera única y los vemos conocerse poco a poco, liberándose de las capas externas, en un precioso proceso de enamoramiento que lleva un ritmo perfecto.


Ambos son cultos, tienen grandes aspiraciones y sueños y tratan de adaptarse a lo que la vida pública exige de ellos. Su historia está salpicada de momentos tiernos y conmovedores, pero también de escenas cómicas y una intensa química que crece página a página. El amor entre ellos es también cada vez más grande, como también los son los obstáculos a los que se enfrentan.


La novela nos introduce en la vida política estadounidense y en el palacio real británico. Es cierto que la historia recrea un mundo idealizado, pero no importa. Forma parte del juego narrativo y aceptamos entusiasmados a los políticos que quieren cambiar el mundo y a las figuras díscolas de la realeza que todos adoran. Sin embargo, el relato no deja fuera del todo la parte más oscura y sucia de la política, el precio de la fama o las rígidas y anticuadas normas de la monarquía, que atrapan a sus miembros en una jaula de oro de la que es difícil escapar, dándole un cierto toque de realismo a ese mundo irreal y maravilloso.


El texto está lleno de referencias tanto cultas como populares, porque los chicos lo mismo hablan de poesía que de Harry Potter, analizan leyes o discuten sobre Star Wars. Muy divertido es también el grupo de amigos que los rodean. La novela no sería la misma sin las aventuras del Trío de la Casa Blanca (formado por Alex, su hermana y su mejor amiga), la extravagante personalidad de Pez (el mejor amigo de Henry), o su arrolladora hermana, la princesa Bea. Todos ellos son el apoyo perfecto para los protagonistas.


Pero lo mejor de esta novela es el buen sabor de boca que deja. La ternura con la que Alex y Henry se cuelan dentro del lector, las sonrisas que arrancan sus largas conversaciones por email y whatsapp o cada anhelado encuentro entre ambos. Un libro adorable, con unos personajes inolvidables y que ya me está pidiendo a gritos una relectura.


Pescando salmones en Alaska, de Caridad Bernal Pérez


No había leído nada de esta autora, pero hacía tiempo que tenía en mi ereader su primera novela y sin duda me ha sorprendido, porque la primera novela de Caridad Bernal es una original propuesta tanto en el contenido como en la forma. La autora ha escogido un formato poco habitual en ficción: la entrevista, recurso que, como periodista, me encanta. Así, la novela, salvo algunas escenas, es una larga entrevista periodística en la que una reputada bióloga narra a una periodista sus primeros pasos en la profesión a bordo de un barco pesquero capitaneado por un hombre huraño que no parece estar conforme con su presencia.


Original es también el personaje de Elisa, tanto por su profesión (las biólogas poco habituales en la ficción romántica) como por su carácter fuerte, tenaz y luchador. Da gusto encontrar personajes así en la novela romántica.


Como decía, es una novela corta, pero cuenta muchas cosas que van más allá de una bonita historia de amor (que la hay). Caridad Bernal nos introduce en un mundo de hombres de la mano de una protagonista fuerte, empeñada en abrirse camino y acabar con los prejuicios.

Me resulta admirable el gran trabajo de documentación realizado por la autora para ambientar de manera creíble la vida en un barco, las duras experiencias a las que tienen que enfrentarse los navegantes y el magnífico perfil que realiza de los distintos miembros de la tripulación. Por supuesto, el capitán antipático acaba robándonos el corazón.

En fin, que si estáis buscando lectura para estos días tan complicados, os animo a embarcaros en el Zanzíbar II junto a Elisa y Mark (y Peppe, que es maravilloso).


Me ha gustado mucho la forma de escribir de Caridad y repetiré pronto con otra de sus novelas.


El perdón según Marcos, de Norma Estrella


El primer libro de la serie Los evangelistas de Aranjuez, me ha sorprendido mucho, tal vez porque llegué a la novela en blanco, sin saber bien qué me iba a encontrar, pero animada por un par de comentarios positivos que vi hace tiempo en las redes.


Hay una historia de amor en esta novela y, sin embargo, no la catalogaría dentro del género romántico, porque es de esas novelas que coquetean con varios géneros. Es un bildungsroman, una novela de personajes y una historia de redención. Es una novela de guerra y también una historia de segundas y terceras oportunidades. Y, sobre todo, es una novela sobre la culpa y sobre el perdón, como bien reza su título.


La historia alterna el pasado y el presente de Marcos, haciéndonos saltar de la casa de un cura bueno y generoso, que quiere ofrecer una segunda oportunidad a cuatro adolescentes de pasado turbio, a la Siria en guerra, donde la muerte acecha en cada esquina. Marcos se mueve en ambos mundos, arrastrando sus monstruos, sus pesadillas y su dolor, arrastrando su culpa y su incapacidad para encontrar la paz interior que tanto necesita. Tengo debilidad por los personajes atormentados que descienden a los infiernos (no es ningún secreto), así que no es de extrañar que Marcos se haya hecho un hueco en mi corazón.


Es una historia dura, porque Norma no esconde los horrores de la guerra ni la desesperanza de cuatro chicos sin futuro. Sin embargo, en medio de toda la oscuridad, de la muerte, el miedo y los pasados turbulentos, surgen rayos de luz. El amor, por supuesto, es uno de esos rayos. Ahí tenemos la historia de Marcos y Miriam, pero, aunque es una parte del proceso de redención del protagonista, al final de la historia no tengo la sensación de que haya sido la más importante, porque a la pureza de ese amor creo que le ganan otros procesos: el viaje personal que vive el propio Marcos, el afectuoso apoyo de un cura que es capaz de ver más allá de las poses defensivas de los chicos y, sobre todo, la amistad. Creo que la amistad es una de las claves sanadoras de toda esta historia: la amistad de los cuatro adolescentes, tan distintos entre sí, pero que se convierten en una pequeña familia y, ya en la parte del presente, la amistad de Marcos con Bárbara, su compañera en Alepo. Sé que la protagonista de esta historia es Miriam y me parece un personaje precioso, pero Bárbara es de esos secundarios robaplanos que acaban llevándose toda la atención y reconozco que la he sentido más cercana que a Miriam. Me ha parecido maravillosa: fuerte, honesta, descarada, valiente, luchadora, tenaz. Al final, tengo la sensación de que Marcos conoce mejor a Bárbara (y viceversa) que a la propia Miriam y no es de extrañar, porque pasan juntos la mayor parte de la trama del presente y entre ellos se crean unos lazos fuertes e irrompibles.


Me ha gustado mucho esta novela, tanto por las historias que narra como por su magnífica ambientación y el excelente ritmo narrativo, que te mantiene en vilo toda la lectura. Tengo ganas de conocer las historias del resto de los chicos (aunque desde ya confieso mi debilidad por Lucas).


Hasta aquí mi resumen de lecturas del mes de marzo. ¿Habéis leido alguna de estas estupendas historias?




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