Lecturas de octubre: 4 novelas de romance histórico
Actualizado: 21 sept 2021
Estoy en fase de documentación, lo que significa que en mis lecturas de ocio rehuyo todo lo que se acerque a mi nuevo proyecto para despejar la cabeza. Por eso, en mis lecturas de este mes encontraréis mucho romance histórico. ¿Nos vamos a otra época?
La joya de mi deseo, de Nuria Llop
Me encanta encontrar libros dentro del género romántico que se escapan de la norma. En este caso, Nuria Llop ha sido todo un descubrimiento. La autora nos lleva a una época poco tratada en la novela romántica (al menos, yo es la primera vez que encuentro en romántica una novela ambientada en el Siglo de Oro) y además nos propone salir del ámbito de la nobleza con unos protagonistas sin título y que tienen que trabajar para mantenerse.
La joya de mi deseo nos lleva al Madrid del siglo XVII de la mano de la viuda de un joyero y un aclamado actor de teatro. Con Luisa y Álvaro recorremos distintos ambientes de la Villa y Corte y la autora nos sumerge de lleno en el ambiente de la época, lo que es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la novela. Así, Nuria Llop nos lleva de un lado a otro, para introducirnos en los talleres artesanos, los opulentos salones de la nobleza, los corrales de comedias, los mesones y tabernas del Madrid popular, etc., con las descripciones justas para realizar un vívido retrato, pero sin abrumar al lector. Lo mismo sucede con el cuidado lenguaje, tanto en los diálogos como en la narración, que es acorde a la época que retrata, pero sin caer en excesos.
Los personajes son otro elemento a destacar de la historia. Luisa Estrada es una mujer independiente, fuerte y luchadora, que ansía hacerse un hueco en un mundo dominado por los hombres, pero tropieza una y otra vez con el machismo del gremio. Por otro lado, Álvaro es un célebre actor de teatro, mujeriego, despreocupado, engreído y con un gran sentido del humor, que empieza a ver declinar su fama en favor de actores más jóvenes. Acompaña a la pareja una galería de secundarios que parecen entresacados de una comedia de Lope de Vega, en especial los criados (cada vez que Cristóbal abría la boca, sabía que nos iba a regalar un frase impagable), pero también los suegros de Luisa, la familia de Álvaro, el malvado joyero rival o la entrometida y manipuladora aristócrata que juega a hacer de celestina.
Una novela ágil, divertida, con toques de intriga y aventura gracias a la misteriosa aparición de una joya maldita, y una preciosa historia de amor que se construye de forma lenta pero imparable, pese a las reticencias de Luisa a darle una oportunidad a su encantador nuevo marido, del que no se fía, y a las variadas estrategias de conquista que idea Álvaro para conseguir la atención de su esposa.
En definitiva, una gran novela que me ha dejado deseando conocer la historia de la entrometida Catalina de Velasco.
Un sombrero en el corazón, de Beatriz Manrique
La segunda entrega de la serie Alfonsinos es una preciosa novela corta que he leído en un suspiro. Martín me ha parecido un protagonista magnífico, un hombre valiente y generoso, y se ha convertido en mi chico favorito de la serie. De los personajes femeninos, destacaría el de Valeria, una de las hermanas de la protagonista. Su hilo argumental, que se adentra en lo esotérico (tan apropiado para aquella época) y su conexión espiritual con uno de los personajes de la novela anterior, me parecen uno de los mejores aciertos de la trama.
La novela podría dividirse en dos partes. La primera arranca con una intrigante escena (la llegada de un hombre herido a la sombrerería de Lena, huyendo de unos hombres que le persiguen) y se centra en la introducción de Martín en la vida doméstica de Lena y sus hermanas. La autora ambienta perfectamente la vida en un hogar de la época y relata el día a día con un ritmo ligero y ameno. La humilde cotidianidad de las tres chicas contrasta con los elementos que rompen la calma diaria: la atención al herido, la intriga política que subyace tras su necesidad de permanecer oculto, las nuevas emociones que viven los protagonistas o las visiones de Valeria. Me ha encantado esta parte, en la que un extraño se va adaptando a ese universo femenino, primero como espectador y después como parte integrante del hogar humilde y afectuoso que lo acoge sin reservas. Una de mis escenas favoritas es cuando, para entretener las largas tardes de su recuperación, Martín aprende a bordar en el bastidor de una de las niñas. Maravillosa.
También esta parte se ocupa del desarrollo de la historia amorosa, muy bonita y dulce, con un ritmo tranquilo, basado en roces, miradas y conversaciones, que va ganando en intensidad y en tensión sexual a medida que avanza el relato. Lena es un personaje distinto a las otras protagonistas femeninas de Beatriz. Una chica trabajadora, responsable y sacrificada, acostumbrada a cuidar de los demás y a no pensar en sí misma. Resulta menos brillante que Charlotte (Hasta que llegaste a mi vida), que es una auténtica fuerza de la naturaleza, o que Astrid (Al abrigo del mar), una heroína adelantada a su tiempo. Sin embargo, el personaje de Lena parece más acorde a su realidad y a su tiempo, también a su clase social, y tiene una fortaleza propia que no tiene nada que envidiar a las otras chicas de Beatriz.
La segunda parte de la novela, que concentra la mayoría de la acción, me ha parecido algo más precipitada, tal vez por contraste con el pausado relato de la vida doméstica, y me habría gustado el desarrollo de un par de escenas que la autora ha preferido narrar a posteriori, con la acción ya resuelta, aunque eso no le quita valor al relato. Lo he disfrutado mucho y lo he leído del tirón.
Otro de los aciertos de la novela es el reencuentro con personajes muy queridos de la novela anterior y la introducción de otros nuevos que anuncian sus propias historias. Estoy deseando conocerlas todas.
Vientos de guerra, de Elena Garquin
Este mes de octubre participé en una lectura conjunta organizada por el blog Leemos juntos y el libro elegido fue Vientos de guerra, una novela que nos traslada a una época que me siempre me ha resultado de lo más interesante: las plantaciones del Sur y la Guerra de Secesión estadounidense (guiño para mis lectores de Regreso a Oak Hill, que recordarán que hice una breve incursión en una plantación sureña de la mano de John y Violet Adkins, esa pareja del pasado que tiene fascinada a mi protagonista y a la me gustaría volver a encontrar en un futuro).
Volviendo a Vientos de guerra, la novela de Garquin nos lleva a un tiempo convulso y una trama llena de misterios. La documentación de la novela es impecable y su ambientación nos recuerda a otras novelas que retratan esa época, como Lo que el viento se llevó (referencia obligada).
La trama arranca antes de la guerra, por lo que da tiempo a adentrarse e la vida cotidiana de una plantación y observar el contrastes entre la vida de los propietarios y de los esclavos, sin que la autora dulcifique aquel momento histórico tan difícil. Además, los dos protagonistas arrastran sus propios misterios del pasado, a los que tienen que enfrentarse, mientras su relación avanza intensa e imparable.
La guerra, representada no solo en el enfrentamiento entre los dos bandos, sino también en el de los dos hermanos, consigue sacar lo mejor y lo peor de los personajes en una trama de giros inesperados, en la que todo se va colocando en su sitio poco a poco. Eso sí, en el proceso, al protagonista masculino le hubiera dado un buen tirón de orejas en unos cuantos momentos de la novela...
Una última temporada, de Ruth M. Lerga
Hacía mucho tiempo que no leía nada de Ruth M. Lerga y creo que, de momento, Una última temporada se ha convertido en mi novela favorita de la autora hasta la fecha. En primer lugar, por los personajes protagonistas. Alexander es, sencillamente, adorable. Paciente, generoso y con un alma buena que contrasta con los personajes habituales de la romántica histórica. Ya era hora de un personaje que se diferenciara de los marqueses mujeriegos y los fríos duques. Los antihéroes son estupendos, pero de vez en cuando conviene recordar por qué siempre nos han gustado los héroes. Así que por fin tenemos un hombre sin miedo a enamorarse y a expresar sus sentimientos, que ambiciona casarse y formar una familia y que está dispuesto a conquistar al amor de su vida con paciencia y ternura, los dos ingredientes que necesita May para curar su alma herida.
May es otro gran personaje. Inteligente, divertida, muy moderna, con las ideas claras sobre lo que quiere conseguir y poco dispuesta a dejar que la encorseten en el molde creado para las mujeres de su época. Independiente, obstinada y cálida, May rompe las normas casi sin darse cuenta, guiada por sus impulsos. Es un personaje con contradicciones muy reales, segura de sí misma y, al mismo, con dudas e inseguridades. Debido a un acontecimiento de su pasado, May no confía en su propio criterio en materia de asuntos amorosos y su confusión se acrecienta ante los sentimientos que empieza a inspirarle de repente su viejo amigo y que trastocan todos sus planes de futuro. May es el contrapunto perfecto para que el correcto caballero no se ahogue en un mundo demasiado rígido y limitado por tantas normas sociales.
Una última temporada es una novela puramente romántica, que nos sumerge de lleno en la burbuja que May y Alexander crean para ellos cuando están juntos sin poder evitarlo. Sin grandes dramas, tan solo con el vaivén emocional de una pareja de amigos que se están enamorando y que enfrentan lo que sucede entre ellos de distinta manera. La ausencia de acción y de dramatismo no le resta interés a la novela, por el contrario, resulta difícil dejar de leer y eso solo es posible gracias a lo bien que está escrito y al perfecto ritmo de la narración.
Pues estas han sido algunas de mis lecturas del mes de octubre y las cuatro me han dejado con ganas de seguir leyendo a estas autoras, así seguro que volveréis a encontrar sus libros por aquí dentro de poco tiempo.
