Lectura: "Cuentos de amor y lluvia en Seúl", de Natalia Sánchez Diana
"Poco quedaba de aquel muchacho ambicioso y lleno de ego, pero sabía bien que lo que había hecho no podía olvidarse.
Que, en esta vida, las heridas que infringes son, a la larga, peores que las que recibes". Cuentos de amor y lluvia en Seúl, Natalia Sánchez Diana
Tengo la sensación de que, en la serie Indomite, Natalia Sánchez Diana está creando un delicado tapiz, cuyos hilos se van entretejiendo para crear un hermoso y melancólico diseño. Tuve la inmensa fortuna de ser lectora cero de Cuentos de amor y lluvia en Seúl, la segunda parte de esta trilogía, y de haber mantenido con la autora largas conversaciones sobre sus personajes, de ver el cariño con el que ha moldeado cada carácter y cada hilo de este argumento coral. La percepción de un libro es diferente cuando tienes la oportunidad de profundizar en él de la forma en que Natalia me ha permitido hacerlo, así que no puedo estar más agradecida por conocer los entresijos de esta auténtica obra de ingeniería, que ha supuesto un desafío para su autora y en el que ha puesto tanto corazón.
A un segundo de ti, el primer libro de la serie, giraba en torno a Taecyeon y Macarena, dos seres quebrados que se encontraban en Seúl, una ciudad de gran belleza que se convierte en el tercer protagonista del relato. Con Taecyeon, nos adentramos en el universo del k-pop para descubrir una industria musical que encumbra rápido a chicos muy jóvenes y con mucho talento, los exprime y los desecha en cuanto su estrella empieza a decaer; por su parte, Macarena, una joven diseñadora española recién llegada a la ciudad, nos permitió acercarnos al mundo de la moda coreana a través de su trabajo en Dress&Dream, la empresa que funda junto a su mejor amiga. Al mismo tiempo, Maca se convierte en los ojos del lector occidental que descubre una sociedad, una cultura y una mentalidad distinta de la nuestra.
Una novela coral sobre secretos, sueños rotos y amores nuevos
Junto a Maca y Taecyeion, conocimos una larga galería de personajes secundarios llenos de heridas que apenas lograban mantenerse a flote. En Cuentos de amor y lluvia en Seúl, la segunda parte de la serie, estos adorables secundarios (y algún recién llegado) dan un paso al frente para convertirse en protagonistas de una novela coral, formada por multitud de hilos que se van entrelazando unos con otros. La historia de Maca y Taecyeon continúa, pero deja de ser el centro para convertirse en una parte más del tapiz, y permitir que los otros nos cuenten también sus pequeñas historias.
Los distintos hilos nos hablan de amor, por supuesto, porque estamos ante una novela romántica formada por múltiples historias de amor, pero que también trata otros temas con la misma importancia: la amistad, la familia, el trabajo, el choque cultural entre Oriente y Occidente, el choque generacional dentro de una sociedad apegada a las tradiciones, las incertidumbres del futuro, los secretos del pasado, los sueños rotos, las nuevas metas... Tenemos personajes llenos de miedo, de culpa, de dudas que no saben resolver, de mentiras que se cuentan para sobrevivir; personajes valientes y cobardes, deslumbrantes y oscuros, indecisos, tiernos, traicioneros, generosos... Cada uno perfilado con sus distintas aristas, todos ellos adorables y rotos.
Los hilos se van entremezclando: la lucha de Taecyeon por grabar las canciones del amigo perdido; los miedos e incertidumbres que empapan el amor de Haru y Jinyong; la llegada de Elliot a Dress&Dream como un soplo de aire fresco, dispuesto a alborotarlo todo; el reencuentro de Nana con una parte de su pasado mientras trata de recomponer una vida que en nada se parece a la que tenía y en la que debe crear nuevos sueños, pues los antiguos ya no le sirven. Lo que oculta MinHo, las provocaciones de Jun, hasta qué punto está dispuesto a llegar BoHyun para no enfrentarse al destino que otros han preparado para él...
No quiero desvelar mucho sobre las tramas, porque es una delicia ir descubriendo hacia dónde se encaminan los pasos de cada personaje, qué verdades ocultan en su interior, cuáles son los motivos que les impulsan a luchar o a rendirse, las buenas y malas decisiones que toman a lo largo de las páginas, los sueños que crecen y los que se derrumban.
Tengo mis favoritos, por supuesto, y mi debilidad es Song, un personaje precioso, dulce, sereno y valiente, que, sin grandes aspavientos, lucha contra un orden establecido que niega a las mujeres su voz y su poder de decisión. Ella reclama su lugar, su derecho a ejercer una profesión, a elegir a quién amar, a disponer de su propia vida, pero, para lograrlo, deberá renunciar a mucho, incluso a una parte de sí misma, y tendrá que evaluar si está dispuesta a pagar el precio que exige su independencia.
La forma de narrar de Natalia es delicada y fuida, sentimental, pero sin grandes alardes dramáticos. Estamos ante una novela conmovedora, melancólica y esperanzadora al mismo tiempo, que se lee del tirón porque necesitas ir tejiendo los hilos y descubrir el dibujo. Aunque se cierran algunas partes del diseño, nos falta una parte para resolverlo por completo. Espero con ansia que llegue la tercera novela.
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