5 libros que me marcaron como lectora
Actualizado: 20 oct 2020
Hace unos días Eleanor Rigby me invitó en Instagram a mostrar cinco libros que marcaron mi amor por la literatura, los que me impactaron por alguna u otra razón. Reto precioso, pero complicado, porque es difícil seleccionar solo cinco títulos. A mí me cuesta el triple, porque la indecisión es una de las marcas de la casa (no os aconsejo a que vayáis a un restaurante conmigo: puedo desesperar al más paciente).
El caso es que la iniciativa me parece tan bonita, que además de hacerlo para Instagram he querido plasmarla también en el blog. Me ha costado mucho elegir los libros y, por supuesto, faltan muchos (pero muchos, muchos). Sin embargo, me he puesto a la tarea y he conseguido hacer una selección. Aquí tenéis cinco títulos que me marcaron como lectora y también como escritora. Algunos de ellos ni siquiera están en mi lista de libros favoritos, pero todos ellos, por una razón u otra, me causaron un gran impacto en su momento y creo que es de lo que iba esta lista.
1. Paula, de Isabel Allende
Isabel Allende es una de mis escritoras favoritas y, en realidad, cualquiera de sus primeros libros podría estar en esta lista, porque todos ellos me dejaron huella. Pero, sin duda, Paula ocupa un lugar de honor. Es una historia que me conmovió profundamente y, al final, esos son los libros que marcan, los que remueven algo dentro de tí.
Paula habla sobre todo lo importante: la vida, la muerte, el amor en todas sus formas, la maternidad, la memoria, la pasión por escribir, la identidad femenina… Es un libro de memorias, en el que sin embargo ficción y realidad se confunden en muchos momentos, ya que la vida y obra de la autora se entrelazan, creando un fresco único, que solo puede salir de la cabeza (y el corazón, que de eso tiene mucho este libro) de Allende.
Añádele a eso la maravillosa forma de escribir de la autora, todas esas frases que se te cuelan dentro, esa forma de hilar presente y pasado, de entretejer emociones, vidas y recuerdos, volcando el alma en cada párrafo. Releí varias veces este libro antes de ser madre y siempre extraje algo de él. No sé si ahora, con dos niños en mi vida (uno de los cuales me hizo pasar demasiado tiempo en hospitales), sería capaz de leer algunos pasajes. O, tal vez, ahora sería capaz de entenderlos de verdad y de sentirlos con toda su hondura.
2. Olvidado Rey Gudú, de Ana María Matute
Nunca había leído nada igual, de verdad. Me gusta la fantasía, aunque soy una lectora irregular, que alterna épocas en las que leo mucho el género y otras que ni lo toco. Cuando Olvidado Rey Gudú cayó en mis manos, pese a haber leído ya bastante novela fantástica, me quedé boquiabierta. No es un libro fácil, eso lo reconozco, es largo y tiene un ritmo distinto a lo acostumbrado, pero aún así resulta increíble.
Olvidado Rey Gudú es el summum de la fantasía, el cuento de todos los cuentos. No sé explicarlo de otra forma. Esa es la sensación que me dejó al leerlo. Es un libro prodigioso sobre el mágico reino de Olar, una novela extensa, amarga y fantástica, llena de aventuras, pasiones, odios, magia y traiciones, con tantísimas referencias metaliterarias ocultas en el texto que llevaría toda una vida entresacarlas y cuyo significado va más allá de la épica y de los personajes mágicos que habitan entre sus páginas. Un libro complejo, escrito con una prosa maravillosa y que en realidad habla de todos los temas que siempre obsesionaron a la autora, algunos de los cuales también me obsesionan a mí. Supongo que por eso me gusta tanto.
3. Malena es un nombre de tango, de Almudena Grandes
No es mi libro favorito de Almudena Grandes (ese lugar está reservado para El corazón helado), pero sí el primero que leí de esta autora. Cayó en mis manos cuando estudiaba la carrera. Me lo recomendó una amiga de la facultad que estaba obsesionada con este libro y supuso un antes y un después. Debo decir que tengo debilidad por las narrativas circulares (los que me leéis seguro que ya os habéis dado cuenta) y debo esa debilidad a varios libros: Cien años de soledad, los relatos de Cortázar y Borges y, por supuesto, las novelas de Almudena Grandes.
La historia de Malena me enganchó de una forma increíble. Lo releí varias veces y cada vez me gustaba más esa mujer que lo perdía todo y tenía que volver la vista atrás para reencontrarse, para hallar las respuestas a todas las incógnitas de su presente y, sobre todo, para conocerse a sí misma y aceptarse. Me gustaba la historia, esas idas y venidas del presente al pasado, la galería de personajes que se movían entre un tiempo y otro, cada uno con su historia a cuestas, y en el centro de todo esa Malena que era distinta a todas las demás mujeres, como lo fueron las heroínas de mi infancia, como lo fueron Celia y Jo March y otras tantas que caminaron conmigo mientras crecía.
4. Love Story, de Erich Segal
Leí este libro por primera vez en la adolescencia. Lo encontré en la biblioteca de mi tía y me lo leí en una sola noche. Por entonces ni siquiera conocía la existencia de la película, que vi años después. El libro lo releí con frecuencia en aquella época. Aquel romance universitario me hizo reír, llorar a mares, suspirar y emocionarme. Me encantó que usara un lenguaje tan directo, tan actual (y eso que estaba escrito en los 70, pero a mí me pareció de lo más contemporáneo en su momento), sin ahorrarse los tacos ni las preocupaciones propias de los veinteañeros.
Me gustó tanto que la primera novela que escribí, allá por mi adolescencia, la tuvo como claro referente. Por suerte, jamás podréis leerla, pero supuso un paso muy importante en mi aprendizaje como escritora. Supongo que algo me quedó, porque en muchas de mis historias podéis encontrar unos cuantos universitarios que se enamoran locamente y me gusta eso de emparejar personajes de mundos opuestos.
Eso sí: debo confesar que nunca estuve de acuerdo con la gran frase de la historia: "el amor significa no decir nunca lo siento". No es cierto. Ni por asomo.
5. Ariel, de Sylvia Plath
Aunque en los últimos años tengo el género algo abandonado, siempre fui una gran lectora de poesía. Podría haber escogido otros autores que me marcaron mucho, pero me he decidido de Sylvia Plath porque su poesía conectó muy bien con cierta parte oscura de mí misma en una determinada época de mi vida. Es la misma tecla que la música de Nirvana toca en mi interior.
Los libros de Sylvia Plath también suponen un antes y un después para una de las protagonistas de mis novelas. Supongo que, al final, acabamos filtrándonos en nuestras historias.
Ha sido difícil dar forma a esta lista. Se han quedado fuera muchísimos libros que me han marcado y han tenido gran importancia en mi vida lectora: desde Mujercitas a Cien años de soledad, pasando por Los pilares de la tierra, las novelas de Jane Austen, Galdós y otros grandes clásicos, la serie de Harry Potter, la poesía del 27 (y de otras muchas épocas y autores), las escritoras de posguerra, las británicas de las primeras décadas del siglo XX, contemporáneos como Ian MacEwan, o algunos de mis imprescindibles de romántica, como Sueño contigo, de Lisa Kleypas, que es mi libro favorito del género, pero no podían entrar todos.
Me doy cuenta que muchos de ellos los leí siendo adolescente o en mis primeros años universitarios, tal vez porque son los años de formación (personal y lectora), la época de los grandes impactos literarios. Ahora veo difícil encontrar libros que me golpeen de esa manera. No porque lea libros peores, ni mucho menos. Tan solo he crecido y mi bagaje lector también, lo que significa que ya no soy tan impresionable como antes. La capacidad de asombro es una de esas cosas que se pierden al crecer y eso afecta también a nuestras lecturas.
¿Os animáis a contarme que libros marcaron vuestro amor por la literatura?
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